sábado, 30 de mayo de 2009

Fastidio nocturno de una impaciente



No atino a una sola línea. La magia del sol se terminó y no puedo reacostumbrarme a tener la nariz fría. Soy más patética que nunca y ya van intermitentes rastros de autocompasión suficientes para fastidiarme toda una tarde. Las relaciones humanas me parecen en este momento de claridad (o de oscuridad?) incómodas formalidades; males necesarios como parte del entrenamiento para ser una hipócrita decente. Nada me ordena, no tengo forma; soy una masa dispersa sobre superficie rugosa. Las letras dan algo de paz, pero los seres humanos empiezan a parecerme insoportables; y es en momentos como estos, en los que aborresco todo protocolo, cuando llaman más y ofrecen de todo. Transmutaré en el símbolo de "No conectado" y me internaré en un cuarto con ventana hasta que el fastidio se diluya al tiempo que me crezca una nueva espina dorsal, si lo último no sucede trataré de encontrar un punto medio entre Malinowski y un anacoreta.


Las tentaciones de san antonio. El Bosco, 1500 aprox.

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