domingo, 9 de agosto de 2009

El despertar de la niebla.

Flotando en la piscina bajo las estrellas he sido desde niña un personaje de Nivola. "Parece que alguien me estuviera soñando, veo todo detrás de mis ojos". Hace mucho que domé la gran angustia, pero hoy Augusto Pérez piensa en matarse y me recuerda que es el sendero de los que no despiertan de la niebla, y que bien hubiera podido ser el mío. Pero sonrío y recuerdo que me siento viva en su pecho, en su abdomen, en su risa y en su cama. Pero también, y mucho más, en la mía, y en mi risa y en mi abdomen y en mi pecho. Ya no soy el sopor ajeno y sé que existo hasta en este dolor de frío. Pero la certeza ya no de mí, si no de la existencia de una infinita fuente de intensos sollozos de alegría me fue entregada en las pisadas hacia el horizonte de mi pasado y mi futuro. Decidí nadar a intentar pasar el mar a un hoyo en la playa.


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