Qué ridículo el ser humano, tan agustiado, tan egocéntrico. Qué ridícula mi intención de verbalizar una experiencia tan ajena al humano-constructo. Y es que sí hay algo, algo que lo conecta todo, que es soledad y compañía, que es terrible y es paciente, que me hace reir-llorar, que hace improvisar oraciones con las palmas tendidas en la tierra ardiente; que es eterno, universal e infinito y que nunca conoceré porque no hay forma de que el amazonas quepa en un poro, apenas puedo acariciarlo con la lengua y con ello colmar mi cuerpo y algo más.
Hay algo en mí que nunca podré comunicar.
Sol sobre el Marañón. Yo.
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