Estoy a nueve pasos de la muerte. Y si ese argentino horrendo tiene razón, será necesario que la enfrente a los ojos, con ira y cariño, caminando hacia el agua y cerca de la sangre.
El mismo cabello, la misma cara, el mismo cuerpo, los mismos ojos y distintos lentes. A las 6:30 de la mañana me entregaste miedos inexplicables y soledad que hiede.
Soy la única mujer desprendida de tu cuerpo y si por ello heredé también la edad de tu partida, iré sola a su encuentro, a contarle lo nuevo y lo viejo de mis historias y a mentarle la madre.
De regreso, aprenderé a sonreir por la calle con un bolso abierto.
El mismo cabello, la misma cara, el mismo cuerpo, los mismos ojos y distintos lentes. A las 6:30 de la mañana me entregaste miedos inexplicables y soledad que hiede.
Soy la única mujer desprendida de tu cuerpo y si por ello heredé también la edad de tu partida, iré sola a su encuentro, a contarle lo nuevo y lo viejo de mis historias y a mentarle la madre.
De regreso, aprenderé a sonreir por la calle con un bolso abierto.
2 comentarios:
Regresaste con el bolso abierto lleno de anchovetas!
Te quiero mucho, Clare!
Josefinne. Yo más. Este texto está muy feito, jaja.
Hagámosle un culto a la anchoveta enlatada.
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