lunes, 9 de junio de 2008

Ayer se repartieron las últimas medias...

Su mano abrió los cajones que no suelen ver la luz desde Noviembre. Me miró. "Tu herencia" dijo con el rostro pálido. Medias de colores, de hilo, de franela, de lana, de algodón que cubrieron sus delicados pies amarillentos. Inmediatamente me acordé el olor del óleo de no se qué producto natural con el que te frotaba tus deditos, la pena de ver aquella parte de tu cuerpo tan frágil, pies que caminaron trochas nuevas. Recordé que habías muerto (muerto, muerto, muerto, muerto) y sucedió mientra te miraba. Recordé que presioné la jeringa para que te duermas y la asfixia no te asuste... dos días, dos días, dos días sedado. Recordé que lo último que me dijiste fue "no es bueno ser muy orgullosa". Recordé que horas antes de morir, en el cuadro más triste de mi vida, en respiración truncada levantaste la mano (me asusté!) y me cogiste el rostro.

Trato de convercerme que no sufriste en esos días, que no eras conciente, que no intentaste decirme nada que yo no entendiera, que hice lo que pude y que la vida es así... La vida es así... una verdadera mierda. Mierda que ni por apestosa o descompuesta me va a vencer.

Tus medias caminarán ahora en mis pies.

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