En este momento algo me invade, algo que está fuera de mí, es decir, algo que ni controlo ni me pertenece, pero que despierta de fuera y de dentro como si todo lo inundara siempre. Se levanta transparente de los muebles y los postes una emoción que pensé que había dejado entre ríos y bosques pero que regresó entera a mí luego de leer con todo el pulmón y la mitad del estómago, en lo más céntrico de mi sala y de los ojos asustados de mis hermanos, la verdad de mis días hecha párrafos: la condena de ser una miserable feliz de serlo luego de salir del hoyo. Oscuro, oscuro, oscuro; ya lo conozco y ahora es mi refugio. Mirar de dentro de mi cueva como el resto camina con los lapiceros en los bolsillos de la camisa es mil veces mejor que creer que pertenezco al purismo indigesto de los verbos y los cabellos, un aborto de hombre corriente. La felicidad de salir por ratos de la grieta a probar el éxtasis del cielo azul vale por mil el olor a humedad en la negritud de mis sábanas. En este momento pueden irse todos ustedes a la misma mierda, porque soy feliz.
-He llegado temblando, aún no me he sacado los tacos, apagué la tele y hundo mi voluntad en los ojos de mi hermano-
"¿De qué, quieres saber? No sé, te juro, pero estaban convencidos. De lo que eran, supongo, de lo que valían, de su diploma. No, no es eso. Algunos eran modestos y no se creían infalibles. Pero hasta el más modesto se sentía seguro... Eso era lo que me crispaba, Bruno, que se sintieran seguros. Seguros de qué, díme un poco, cuando yo, un pobre diablo con más pestes que el demonio debajo de la piel, tenía bastante conciencia para sentir que todo era como jalea, que todo temblaba alrededor, que no había más que fijarse un poco, sentirse un poco, callarse un poco, para descubrir los agujeros. En la puerta, en la cama: agujeros. En la mano, en el diario, en el tiempo, en el aire: todo lleno de agujeros, todo esponja, todo como un colador colándose a sí mismo..." "Pero ellos eran la ciencia americana, ¿comprendes Bruno? El guardapolvo los protegìa de los agujeros; no veían nada, aceptaban lo ya visto por otros, se imaginaban que estaban viendo. Y naturalmente no podìan ver los agujeros, y estaban muy seguros de sí mismos (...)"
-me he puesto a reir nerviosa mientras busco la parte que sigue-
"...Se creen sabios porque han juntado un montón de libros y se los han comido. Me da risa, porque en realidad son buenos muchachos y viven convencidos de que lo que estudian y lo que hacen son cosas muy difíciles y profundas. En el circo es igual, Bruno, y entre nosotros es igual. La gente se figura que algunas cosas son el colmo de la dificultad, y por eso aplauden a los trapecistas o a mí. Yo no sé qué se imaginan, que uno se está haciendo pedazos para tocar bien, o que el trapecista se rompe los tendones cada vez que da un salto. En realidad las cosas verdaderamente difíciles son otras tan distintas, todo lo que la gente cree poder hacer a cada momento. Mirar, por ejemplo, o comprender a un perro o a un gato."
-junto el libro, seco lágrimas, cito el título y páginas de Cortázar, en minuto y medio he tenido la certeza de saber lo que sigue a cada letra... Abro los ojos, Román sonríe como si supiera lo que ha pasado, el resto de mi familia, con el aliento perturbado, regresa a la certeza de sus objetos tratando de pensar que no estoy loca.-
...
-He llegado temblando, aún no me he sacado los tacos, apagué la tele y hundo mi voluntad en los ojos de mi hermano-
"¿De qué, quieres saber? No sé, te juro, pero estaban convencidos. De lo que eran, supongo, de lo que valían, de su diploma. No, no es eso. Algunos eran modestos y no se creían infalibles. Pero hasta el más modesto se sentía seguro... Eso era lo que me crispaba, Bruno, que se sintieran seguros. Seguros de qué, díme un poco, cuando yo, un pobre diablo con más pestes que el demonio debajo de la piel, tenía bastante conciencia para sentir que todo era como jalea, que todo temblaba alrededor, que no había más que fijarse un poco, sentirse un poco, callarse un poco, para descubrir los agujeros. En la puerta, en la cama: agujeros. En la mano, en el diario, en el tiempo, en el aire: todo lleno de agujeros, todo esponja, todo como un colador colándose a sí mismo..." "Pero ellos eran la ciencia americana, ¿comprendes Bruno? El guardapolvo los protegìa de los agujeros; no veían nada, aceptaban lo ya visto por otros, se imaginaban que estaban viendo. Y naturalmente no podìan ver los agujeros, y estaban muy seguros de sí mismos (...)"
-me he puesto a reir nerviosa mientras busco la parte que sigue-
"...Se creen sabios porque han juntado un montón de libros y se los han comido. Me da risa, porque en realidad son buenos muchachos y viven convencidos de que lo que estudian y lo que hacen son cosas muy difíciles y profundas. En el circo es igual, Bruno, y entre nosotros es igual. La gente se figura que algunas cosas son el colmo de la dificultad, y por eso aplauden a los trapecistas o a mí. Yo no sé qué se imaginan, que uno se está haciendo pedazos para tocar bien, o que el trapecista se rompe los tendones cada vez que da un salto. En realidad las cosas verdaderamente difíciles son otras tan distintas, todo lo que la gente cree poder hacer a cada momento. Mirar, por ejemplo, o comprender a un perro o a un gato."
-junto el libro, seco lágrimas, cito el título y páginas de Cortázar, en minuto y medio he tenido la certeza de saber lo que sigue a cada letra... Abro los ojos, Román sonríe como si supiera lo que ha pasado, el resto de mi familia, con el aliento perturbado, regresa a la certeza de sus objetos tratando de pensar que no estoy loca.-
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2 comentarios:
¿Alguna vez estuviste en un hotel en Lima?
www.unhotelenlima.blogspot.com
Voyeur:
Ya era tiempo que la bizarrada tenga su blog. Los pasivos observadores se lo agradecemos.
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